La lista Arcadia 2019

Arcadia es una revista cultural, hija de la revista Semana. Semana tiene versión impresa, digital y Semana en vivo. En Semana en vivo (un supuesto programa de debate) casi siempre invitan personalidades antagónicas y el tema casi siempre es político. Invitan a tres panelistas de izquierda y a uno de derecha y en esa pelea desigual el espectador sabe de entrada quiénes van a vencer al troglodita. Es un programa para mamertos.

Semana en vivo a veces se queda sin panelistas y contactan gente de relleno a través de Twitter. Ha estado en el programa gente de la categoría intelectual de Ita María Díaz y eso es digno de escandalizar a una persona seria; a Ita la ponen a hablar de política o de feminismo sin el menor asomo de rubor, le conceden al espectador el rol de un niño inocente, ignorante y fácil de engañar.

¿Quién es Ita María Díaz?

Una influencer «experta» en moda y maquillaje, estrella de Instagram por su culote y su colección de vestidos de baño, coleccionista empedernida de paseos y de playas, una diva de redes educada en política y en feminismo a través de tuits manoseados millones de veces por feministas de red y hombres buscando sexo en redes, los famosos aliados del feminismo.

Con tres palabras clave Ita, la falsa feminista, crea el 98% de sus tuits: feminismo, empatía y privilegio.

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A pesar de que en Semana en vivo a veces invitan a Ita el espectador queda con la sensación de que presenció un debate.

En el último programa queda uno un poco confundido porque los cuatro panelistas están involucrados, trabajan para la revista Arcadia y la revista Arcadia más que una revista cultural es un catálogo no muy diferente al de Leonisa. Ellos no venden calzones sino literatura y arte de dudosa calidad y en el programa de propaganda, en Semana en vivo, no debaten sino que tratan a lector peor que a un niño inocente. Durante una hora repiten los mismos lugares comunes que se repiten en Colombia desde hace más de cuarenta años: ¿Dónde están las mujeres? ¿Por qué hay escritura femenina? ¿Para qué sirve el canon? ¿Por qué no se reimprimen las obras de las mujeres? ¿Quién es quién en la literatura colombiana?..

Casi todos los libros de feminismo y literatura escritos en Colombia en los últimos cuarenta años se consagran a repetir las mismas cuatro ideas trilladas y la otra mitad del libro se trata de rellenar las páginas para que parezca un estudio serio, los rellenan con la biografía y las obras olvidadas que el patriarcado se ha encargado de borrar.

Uno de los ejemplos más grotescos del falso feminismo reciente que posa de estudio académico es este libro horrendo.

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Uno de los pocos libros rescatables de la última década relacionados con feminismo y arte es el de Siri Hustvedt y ella también cae en la trampa de resucitar a las muertas y  volver a nombrar a las olvidadas como si sirviera para algo.

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En el falso debate de Arcadia, en la famosa lista de escritoras vivas y muertas de la tierra hispanoamericana, no brillan las mujeres colombianas porque aunque nos duela admitirlo en Colombia no ha nacido la primera gran escritora. Entre las muertas ilustres mencionan a las mismas cinco señoras sin talento que estudian de forma obligada en todas las carreras de literatura en las universidades colombianas y entre las vivas destacan a Laura Restrepo, Piedad Bonnett y Carolina Sanín. Al ver la triste lista le agradece uno a Dios que no aparezcan Gloria Susana Esquivel, Amalia Andrade, Margarita Rosa de Francisco, Virginia Mayer, Epa Colombia, Amaranta Hank y Margarita Posada porque si llegaran a estar en la Triste Lista el nivel de preocupación sería todavía mayor. Como para sentarse a llorar.

Delirio –de Laura Restrepo- Lo que no tiene nombre –de Piedad Bonnett- y Somos luces abismales –de Carolina Sanín- se presentan en la lista horrenda como las grandes obras de nuestras grandes artistas. He leído Delirio y Lo que no tiene nombre, no he leído Somos luces abismales por miedo a la náusea. He leído varios bodrios de Carolina Sanín y creo que mi pobre cerebro no soporta más intentos.

Cuando pienso en las Elegidas, en las artistas de la lista, pienso en Las muertes chiquitas y en Uno cambia el amor de su vida (por otro amor o por otra vida) y lo único que se me ocurre pensar es que estas señoras no escriben obras literarias sino que narran historias desgarradoras dignas de un reality más que de un análisis crítico o una segunda lectura. Son libros para leer y tirar. Ellas escriben para que lloremos juntos al saber cómo sufren las mujeres, quieren que sepamos qué las hace sufrir y llorar y que lloremos con ellas, piden a gritos a través de su escritura desgarrada muchos abrazos virtuales, sufren por lo cotidiano, no se quieren parar de la cama ni probar bocado. Estas señoras son dignas de asesoría psicológica más que de recibir medallitas para artistas.

Narrar la vida privada y tratar en detalle el sufrimiento personal vende y atrae público morboso porque vivimos en una época emocional gracias a las redes sociales. La soledad, el abandono, la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y el drama del suicidio o el intento de suicidio o saber que un ser querido se suicidó se convirtieron en un negocio rentable que sirve para vender libros y cremas, vibradores y libros de autoayuda.

Pensemos, por ejemplo, en La rubia inmoral, una vieja verde idolatrada por Ita María Díaz y por Catalina Ruiz-Navarro:

Decir que los libros de la Lista son arte o literatura y pensar que no son lo suficientemente valorados por haber sido escritos por mujeres es torpe y triste. Deja peor a las mujeres en su competencia con los hombres porque se da a entender que la «sensibilidad», el «amor», los «sentimientos», el «sufrimiento»… por el simple hecho de ser abordados por una mujer se convierten como por arte de magia en Literatura. Si nos gusta más García Márquez o Vargas Llosa que Gloria Susana o Carito no es porque tengamos buen gusto sino porque somos hijos del patriarcado por más que seamos mujeres.

Los dejo con el bodrio:

 

 

Un clásico

Este post fue escrito hace apenas un poco más de un año y se ha convertido en el más leído el año pasado y en lo transcurrido del actual.

Antes de compartir el post -y para contextualizar al pobre lector- haré un pequeño resumen de la movida-drama feminista-payasesco en la actualidad:

Sara odia a Petro.

Carito se mamó de hablar de política y ahora tiene un novio imaginario.

Catalina Ruiz-Navarro también odia a Petro por apoyar a un maltratador de mujeres a la alcaldía, al pobre Hollman que agrede a su exesposa porque ella quería doce millones mensuales por ser ama de casa y él sólo le da ocho.

Claudia López ahora es de centro-derecha y probablemente será la primera mujer alcalde en la pobre ciudad llamada Bogotá. Todo parece indicar que cada día se parece más a Uribe.

La Universidad Javeriana sigue guardando silencio sobre el plagio de más de cuarenta páginas en el trabajo de grado de Catalina Ruiz-Navarro pero le tuvo que devolver el puesto a Luciana Cadahia por discriminación por cuestiones de género, por atentar contra la libertad de cátedra, la libertad de expresión, el libre desarrollo de la personalidad y porque algunas estudiantes de la Facultad de Filosofía no se sienten empoderadas porque las clases las dan puros manes.

***

Veamos ahora el post para que la Comunidad entienda por qué soy poeta, profeta, visionaria y sabia:

Título del post: ¿Quién es Sara Tufano y por qué está tan crecida?

No se puede luchar durante años con un enemigo poderoso sin terminar por parecerse a él. Este hecho psicológico explica los extraños fenómenos a que estamos asistiendo: a ciertos antinazis no les basta con que los jefes alemanes sean fusilados y ahorcados, añoran formas más crueles y muertes más lentas; no propician la seguridad sino la venganza y el odio; animados de un fervoroso sadismo dan rienda suelta a las pasiones que justamente detestamos en el fascismo. El espíritu fascista renace así, sutilmente, en el alma de sus propios victimarios.

Ernesto Sabato, en Uno y el universo. 

Desde hace menos de un mes tenemos presidente electo en Colombia: Iván Duque. Su rival de contienda fue Gustavo Petro, quien desconcertó en la campaña presidencial con el manejo que le dio a las redes sociales y con la forma en que llenó plazas en todo el país con un discurso y unas promesas que cambiaron el discurso y las promesas de los demás candidatos.

Todo fue muy hermoso pero el presidente será Duque y ni Petro ni sus fans en redes sociales parecen haber asimilado esa realidad. Da la sensación de que siguen en campaña y esa campaña se ha vuelto agresiva, es como una especie de jauría de perros rabiosos que atacan en masa o se atacan entre ellos y ya hay varias facciones de lobos o perros petristas que se toman por el jefe de la manada y uno de esos perros rabiosos es precisamente Sara Tufano, nuestro objeto de estudio.

Sara Tufano no existía en internet antes de la campaña de Gustavo Petro, se dio a conocer de forma tímida cuando se discutió sobre el plagio de Catalina Ruiz-Navarro en el trabajo de grado en la Universidad Javeriana; Sara se presentó como feminista académica al lado de otras dos feministas académicas: Isis Giraldo y Vivian Martínez. Las tres estuvieron más o menos de acuerdo en que Cata es un poco deshonesta y rumbera aunque el origen de su causa feminista sea noble. Las tres creían que Cata debía aceptar que incurrió en un delito, que fue deshonesta y que lo justo sería que asumiera el hecho, pidiera perdón, prometiera no volver a copiar ideas de trabajos ajenos y siguiera su carrera como feminista pop. Todavía no sé qué es feminismo académico pero tengo entendido que las feministas académicas practican la sororidad y antes de la campaña de Petro Sara era una feminista divinamente que se llevaba bien con Isis y con Vivian, era el feminismo académico más civilizado practicado por mujeres empoderadas que además de eso tienen títulos y honores académicos.

Todo era perfecto pero ese idilio se echó a perder desde cuando Sara se volvió famosa e influyente y descuidó la amistad virtual con Isis y con Vivian y prefirió ponerse al lado de Carolina Sanín, Luciana Cadahia y sus respectivos novios, maridos, o machucantes: Simón Ganitsky y Juan Cárdenas. Estos cuatro tortolitos también sacaron provecho de  la campaña para promocionarse como pensadores sensibles y comprometidos con la Causa junto con otras amigas sin talento que quieren aparecen como sea en la Historia de la Literatura Colombiana, por ejemplo, la niña Gloria Susana Esquivel.

¿Cómo fue el ascenso a la fama de Sara Tufano y por qué está tan crecida?

Veamos:

Sara Tufano es columnista de El Tiempo y en una ocasión escribió un texto sobre el centro que le gustó a papá Petro, le gustó tanto que la replicó en su cuenta de Twitter y mucha gente leyó esa columna y se dieron muchos favs y rts a Sara y la empezaron a seguir y se volvió famosa en Twitter en menos de dos meses y ahora no practica la sororidad con Isis ni con Vivian sino que las humilla en público y sus perros rabiosos salen en manada a atacar sólo porque Sara es famosa y están ciegos y sordos y aunque las otras feministas académicas tengan razón ellos no pueden entrar en razón porque son masas ciegas de imbéciles que se guían por la fama en internet y dan favs y rts de forma automática sin que los mensajes pasen al cerebro sino que llegan directamente a las vísceras.

Como en una telenovela mala y predecible de las que no veo pero me imagino muchos partidarios enceguecidos con favs, rts, fotos con famosos y nuevos contactos de gente influyente que conoce a otra gente influyente y plazas a reventar pensaban que Petro ganaría y ganarían ellos -gracias a la lagartería- un puestico y más seguidores. La pobre Sarita -como la llaman algunos admiradores- parece no saber o da la impresión de que no sabe cómo se cocina en esta cocina, en este gallinero horrible llamado Colombia. No la condeno, la veo como una mujer inocente que nunca había tenido una pizca de poder en la vida y diez mil seguidores en una red social. Con algo tan insignificante como una campaña presidencial y una pizca de poder virtual nos ha mostrado el potencial que podría desarrollar como tirana si llegara a saber lo que es el poder real, el poder que da el dinero, la burocracia o la política.

Sara Tufano se jacta de ser académica y de haber estudiado a fondo a Pierre Bourdieu. Si es cierto que lo leyó podemos concluir que lo leyó mal o que el poder que se gana desde el teclado le hizo olvidar a Sara que Bourdieu es crítico con el poder y con las reacciones irracionales. Si lo hubiera leído sabría que para Bourdieu ella es una víctima del sistema que cree conocer.

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La política: arte y filosofía de los tontos

Cualquiera que haya leído con juicio a los Artistas y a los Sabios sabe que las almas más grandes y las inteligencias más puras reniegan de la política porque todos los políticos son más o menos la misma persona ávida de poder y dispuesta a todo por conseguirlo y para conservarlo, gente a la que le parece muy emocionante tener súbditos a los que prometerá exactamente aquello que no puede cumplir: el cambio

No hay nada más tonto que prometer el cambio porque el cambio casi siempre ocurre entre un siglo y otro y no en periodos de cuatro años. La gente lo sabe, el político lo sabe, pero partidarios y políticos seducen con La palabra y todos terminan creyendo que las falsas promesas se pueden cumplir y cada cuatro años les vuelven a mentir y cada cuatro años vuelven a creer y todos los políticos mienten y pocos cumplen y el entusiasmo sigue intacto a pesar de las promesas.

¿La Naturaleza Humana está hecha de tontería?

La pregunta que debemos hacernos cada vez que pensamos en política es simple:

¿Por qué el ser humano es tan inocente y permite que le mientan una y otra vez?

Y después de hacernos esa pregunta debemos hacernos una pregunta todavía más importante para sentirnos un poco menos tontos que los politólogos:

¿Por qué hay gente que paga millones por estudiar Ciencias Políticas y luego creen que nos educan en las artes del Misterio y nos enseñan a Pensar en las redes sociales?

Pensemos en Sara Tufano, por ejemplo.

Pensemos en el entusiasmo de Carolina Sanín y Luciana Cadahia y su forma chic de hacer política al lado de sus chicos inteligentes pero sin talento, chicos despabilados que quieren ascender intelectualmente y posicionarse como Grandes Figuras de la Filosofía y las Letras pegados a la campaña ¡Petro Presidente!

¡No hay derecho!

¿De dónde salieron estos nuevos payasos?

Así dan ganar de vomitar ante la simple idea de volver a entusiasmarse con La política, con un político, el político del amor que vino a salvar el planeta.

¿Qué es un político?

Un mentiroso

Un déspota

Un hombre o mujer que promete el cambio, la prosperidad, el mundo mejor, la salvación, el cielo aquí en la Tierra. Menos trabajo, mejor pagado.

No hay trabajo, sobran profesionales, la mayor parte de la gente vive del rebusque y sueña con que va a encontrar trabajo en las redes sociales posando de gente que le pone el alma a todo lo que hace y replicando las promesas falsas del político de turno.

Ahora no tenemos sólo políticos, también tenemos politólogos, jefes de campaña, activistas digitales, intelectuales comprometidos con la Causa y entonces la mentira se vuelve insoportable, empalagosa, y uno no sabe si fastidia más el político o los partidarios de sus propuestas imposibles de cumplir, de sus mentiras bien redactadas con sabor a Cielo.

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