Las buenas frases sueltas no dicen mucho si no están rodeadas de otras no tan buenas

Con Nicolás nos conocimos a través de la escritura: me lee desde 2018 y en diciembre de 2022 se atrevió a escribirme: me envió una pregunta inteligente y muy bien redactada sobre Bartleby, el escribiente y esa pregunta fue suficiente para que leyera varias veces el mensaje y quisiera saber quién es la persona detrás del texto. Desde la primera conversación hablamos de libros, estilo, escritura, argumentación y también soy su profesora. Estamos terminando un curso que empieza en escritura y termina en literatura y como es un estudiante tan aplicado escribió esta linda carta al estilo Emily Dickinson.

Quiero compartir el ejercicio con los lectores para que se diviertan tanto como yo. La meta es que entiendan el propósito y el chiste.

28/08/23

Querida amiga:

            Esperaba escribirle antes, pero no había estado de ánimo como para sentarme a machacar el teclado luego del trabajo: lo único que se me antoja es salir a tomar vino y sol.

            De cada castillito de cuatro, cinco o seis pisos sacan unas cuatro, cinco o seis bolsas de basura al frente de las puertas para adornar con singular decadencia las cuadras del barrio los martes por la mañana. Por todas estas calles pasan los recolectores de material reciclable: los recicladores, jóvenes, casi siempre, adictos al basuco. Hoy, cuando volvía de caminar para empezar mi jornada, vi venir a uno de estos muchachos con el costal al hombro y buscando con delicadeza entre las bolsas al frente de cada entrada hasta que llegó a la mía y nos encontramos. Pensé saludarlo, ¿pero qué le iba a decir, “buenos días”? ¿Qué podría tener de bueno si en medio de su precariedad también le toca madrugar para encontrar entre los desperdicios todavía jugosos su preciado botín de plástico y aluminio? Creo que él esperaba alguna palabra mía, no sé, pero a veces es mejor entrar sin decir nada.

            La última vez que fui a la biblioteca me traje un libro de Han, Sobre el poder. Aparte de lo que dice de la incapacidad del modelo de causalidad para explicar el fenómeno del poder y cómo este logra su nivel máximo cuando no excluye la idea de libertad, lo que más me sorprendió es el cómo está escrito. La sentencia corta. Contundente. Esculpida con gran esfuerzo para que contenga en sí toda la fuerza y el significado. El uso y abuso del punto seguido como puñetazos en la argumentación. Párrafos no muy largos para que el lector se detenga. Pregunte. ¿Cómo se relaciona este con el anterior, o cuáles son las partes de este texto?

            Escribir en frases contundentes, como en una sucesión de escolios, puede ser una tarea complicada que demuestra dominio del tema y algún grado de erudición, creo yo, pero me termina cansando porque recuerdo las máximas y los aforismos: las buenas frases sueltas no dicen mucho si no están rodeadas de otras no tan buenas.

            Pero en una carta puede no resultar tan complicado y muy provechoso un estilo en que se plasman pensamientos aislados, impresiones sueltas sin otra pretensión que facilitar el nacimiento de una idea o generar determinada reacción en el receptor. ¿Pueden las cartas llegar a ser tan aburridas  como recibir mensajes al celular? Hágame saberlo, por favor.

Su alumno–

            Leí su publicación sobre los Detalles que enamoran. Créame que no ha sido mi intención convertirla de ninguna manera, pero vi en alguna página que ya olvidé que siempre tomamos algo de los demás, pero también algo entregamos. ¿Me enseñaría ahora?

  “Su opinión me proporciona una importante sensación. Me gustaría ser tal como usted me considera” E.D. (319)