Daniel Mendoza y Carolina Sanín

A Daniel Mendoza lo conozco desde hace unos seis o siete años y a Carolina Sanín la convertí en mi objeto de estudio después de haber terminado la exaltación de la obra de Fernando Vallejo, es decir, desde hace unos diez años. Estudio a Carolina Sanín porque es divertido y porque no hay nadie más a quién estudiar para aplicar el modelo de análisis que tanto me gusta.

Para exaltar a Fernando Vallejo tuve que aplastar a Ricardo Cano Gaviria porque así funciona el modelo de análisis propuesto por Pierre Bourdieu, que es el modelo perfecto para hacer análisis literario desde la perspectiva de la sociología de la literatura. No basta con ver los textos y el estilo de los escritores, hay que ir un poco más allá para desnudar sus verdaderos intereses, lo más íntimo de su ser. Uno de los rasgos que más me han llamado la atención de Carolina Sanín es que quiere parecer de izquierda pero es de derecha y quiere mostrar sensibilidad social pero siente asco por la gente común. Con la detención domiciliaria de Alvaro Uribe Vélez se está evidenciando de manera mucho más clara la verdadera naturaleza de su ser y el Ser es lo que hace que una obra literaria sea arte o embuste.  

Ricardo Cano Gaviria pensaba que lo odiaba y había mancillado una bella amistad sólo por haber escrito que él y su obra son una pésima copia de la sensibilidad y el estilo de  José Asunción Silva; Carolina Sanín nunca ha mencionado mi nombre pero sé que dice que siente asco por mí, me lo han dicho varias personas. No odio a nadie, hablaba con Ricardo Cano Gaviria y esta flor delicada hizo un escándalo desde España porque según él lo traicioné y eso no es cierto, yo sólo fui una crítica haciendo su trabajo de manera juiciosa. La indiferencia y el asco que Carolina Sanín profesa por mí termina siendo una ventaja porque puedo trabajar con tranquilidad, no tengo motivos para pensar que estoy traicionando a una amiga. De la experiencia con Ricardo Cano Gaviria supe que es un error como crítico ponerse en contacto con el escritor si vamos a estudiar su obra.

Para rematar a Carolina Sanín la pondré en contraposición con Daniel Mendoza. El «estudio» que el lector verá a continuación no es riguroso porque no hay obra para contraponer sino que se trata de una pelea que inició hace dos meses Carolina Sanín porque detesta a Daniel Mendoza y su serie documental Matarife, con un grupo de amigos iguales a ella pensó que tenía suficiente poder en Twitter para aplastarlo y ahora resulta que con cuatro tuits y después de haberla soportado con paciencia y tolerancia  Daniel renunció al silencio resignado y la desnudó, la mostró en todo su esplendor.

El falso feminismo que profesan las mujeres más débiles de nuestro tiempo promueve el silencio de los hombres, los hombres deben soportar resignados los peores insultos y descalificaciones de parte de las mujeres y si el hombre se atreve a responder, como por arte de magia se convierte en un maldito macho opresor al que es preciso denunciar en público y luego cancelar.

Un autor sólo puede ser estudiado en contraposición a otro y lo que se gesta en la literatura es una lucha por el poder. Gana la pelea el auténtico y el renovador. Fernando Vallejo es en este momento el más grande escritor colombiano y vendrán nuevos escritores dispuestos a luchar como en su momento lucharon otros el puesto que en otro momento ocuparon José Asunción Silva y Gabriel García Márquez.

Mientras escribía este post hubo una nueva disputa entre Daniel Mendoza y Carolina Sanín y creo que Daniel la volvió a azotar de nuevo, un abogado experto en ganar y una «escritora» que no despega después de más de diez intentos.

Ella comenzó así:

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Y Daniel la remató de la siguiente manera:

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El discurso del abogado del Río cuando terminó la primera temporada de Matarife

Los amigos son esa familia que a diferencia de la imposición de la naturaleza uno  escoge de manera voluntaria y estoy absolutamente convencido de que aquí tengo a grandes amigos: Juan Trujillo, Daniel Mendoza, Augusto Ocampo, el mismo Levy; de alguna manera hemos podido integrarnos de una manera absolutamente coordinada y creo que el verdadero impulso que nos une es la necesidad de una sociedad mejor, una sociedad además que destruya ese penoso materialismo democrático que estamos viviendo donde todo, absolutamente todo, tiene un valor mercantil y debemos empezar a destronar ese criterio y darle en realidad a las cosas su verdadera esencia, saber distinguir entre valor y precio, que además es una diferencia fundamental y que las palabras y los hechos vayan de la mano porque casi siempre las palabras van por un lado y los hechos por el otro, como dice Eduardo Galeano, a veces nunca se encuentran. Es una invitación a eso fundamentalmente, a renovarnos como sociedad, a renovarnos como seres humanos y agradecer la amistad fundamental de un hombre como Daniel Mendoza, que lo considero un verdadero rebelde, un hombre que de alguna manera desde su corazón, porque además estoy convencido de que es un hombre que por más poder, valentía y rudeza, habita una gran nobleza en su corazón y eso de alguna manera lo hace un amigo fervoroso y leal con las causas y para mí es un privilegio estar rodeado no sólo de Daniel sino de Juan y de Augusto. 

Matarife. Temporada 1. Capítulo 3

Mi mamá nació en 1948, yo nací en 1970 y mi sobrino nació en 2000.

Mi mamá creció con la radio, yo crecí con la televisión y mi sobrino está creciendo con videojuegos, series, cuarentena, internet y Matarife. Un genocida innombrable.

Mi mamá no estudió una carrera profesional pero fue apasionada con la idea de cambio, de que la gente en Colombia despertaría algún día al no poder soportar más tantas injusticias y atropellos, yo estudié literatura en la Universidad Nacional y mi sobrino estudia economía en la Universidad Nacional. Somos mamertos de corazón.

El gen del mamerto se ha ido perfeccionando y veo en mi sobrino la obra acabada, me parece perfecto que esté viendo la serie y espero que él pueda ver el cambio que ni mi mamá ni yo hemos visto porque desafortunadamente en Colombia vivimos en el eterno retorno de las ideas y las acciones desde el inicio de nuestra malograda nación.

Los tres sabemos quién es Uribe y el más entusiasmado con el tercer capítulo es mi sobrino porque le están mostrando hechos e imágenes que no conocía y siente como cualquier colombiano medianamente cuerdo que estamos repitiendo de nuevo la misma historia, estamos en el peor de los escenarios, le parece contundente la forma en que se rememoran los hechos y desea que no regrese la época negra en que mataban profesores universitarios. Como tantos colombianos -y en sus propias palabras- espera que no maten ni censuren mucho durante el reinado de Duque para ver qué pasa en las próximas elecciones.

¿Qué va a pasar?

Mi mamá dirá resignada cuando nos volvamos a ver: no va a pasar nada.

A mí me encanta el suplicio chino que está viviendo la derecha en Colombia con gotas de tormento de seis minutos cada viernes durante muchos meses y me parece encantador el ejercicio de memoria que hace Daniel Mendoza con la serie documental.

Yo viví la época gloriosa de Pablo Escobar, Salvatore Mancuso y Alvaro Uribe Vélez siendo presidente, vi la masacre de la UP, el asesinato de profesores universitarios saliendo de clase, el fortalecimiento de las FARC y las AUC y el asesinato de Jaime Garzón. Todavía no entiendo por qué sigo siendo una persona tranquila y risueña si vivo en la especie de  infierno llamado Colombia y no creo mucho en el cambio, me parece mucho más preocupante ver cómo el narcotráfico lo ha devorado todo y causas tan nobles como el feminismo terminaron en manos de mujeres que hacen pensar más en la imagen de Virgina Vallejo que en la de Simone de Beauvoir.

En Colombia es más importante tener tetas y culo que biblioteca y amigos cultos, es más importante saber maquillarse y escoger un buen vestido de baño para publicar la foto en Instragram en la cuenta de Las viejas verdes que conocer la historia de Colombia y leer los Clásicos. La cultura traqueta se lo tragó todo y creó una mezcla macabra en la que se enquistó el neoliberalismo disfrazado de buenismo  y nuestras supuestas feministas son mujeres superficiales que solo van por la ganancia neta; ellas ven en las víctimas y en las mujeres sin voz y sin techo potenciales clientes para aumentar los me gusta en las redes sociales. Colombia sigue siendo un país en el que lo más deseable es la vida fácil sin trabajar y en alguna medida todos aman a a Pablo.

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Mensajes de los lectores

Paquita salas (feminista)
Elsy, todos saben que volviste a Twitter porque nunca pudiste dejarlo. Estás loca de remate, obsesionada con Carolina Sanín desde hace diez años de tu vida. Hasta altar de cera habrás de tenerle. Lo mismo con Catalina Ruiz- Navarro y todas las nuevas que han salido. No tienes una vida, estás obsesionada desde hace rato. Tanto así que tenías otras cuentas para espiar a la gente que te bloqueaba y poner pantallazos y también leías tus propias menciones.
Nunca tuviste una vida. Daniel es solo una excusa para justificar tu inmensa ansía de validación y atención, que solo tienes a través de una red social que tanto dices despreciar.
Pobre vieja patética y loca. Solo causas risa.
Qué triste es dedicar TODA UNA VIDA a unas mujeres que solo se ríen de ti.

El efecto Matarife

Tengo blog desde 2006 y uso redes sociales con destreza desde 2005. Puedo hacer que una red entera se fije en mí (porque nací con el Don de la palabra) por más grande y diversa que sea sin armar grupos de aliados y teniendo siempre a raya a los zalameros.

Me había ido de Twitter pero regresé porque las feministas de mentiras estaban atacando a Daniel Mendoza de forma injusta y me sentí obligada a ponerlas en su sitio. En el forcejeo terminé viendo la serie y lo que más me asombra es el fanatismo de la gente.

Escribí sobre el episodio 1 y sobre el episodio 2 y espero seguir escribiendo sobre cada episodio tratando de ser absolutamente objetiva, sin que interfiera en mi objeto de estudio el hecho de que conozco a Daniel. Ya hablamos por teléfono y lo que más le gusta a él es que yo siga siendo la misma, que no lo vea como un ídolo.

Mi gran ventaja para ver la serie es que no creo en  la fama,  el poder, la plata ni los amigos influyentes y entonces creo que podré hacer mi trabajo de campo con tranquilidad.

En catorce años como bloguera logré que un post fuera leído en un día seis mil veces pero no dos días cuatro mil y eso está logrando la serie Matarife, sobre la que todavía tengo más preguntas que respuestas.

matarife