Pacheco: dame la o, o Giuseppe Caputo y las vocales

La carta que Giuseppe Caputo le escribió a Daniel Samper Pizano es detestable, demasiado larga para analizarla y demasiado estúpida para darle importancia, en cambio los aplausos que él mismo se dio por haberle dado una lección de lenguaje inclusivo al viejo heteropatriarcal y dogmático enamorado de lo normativo me interesa más para escribir mi propia composición. El Maestro de escritura creativa en el Instituto Caro y Cuervo es el tipo de persona que escribe estupideces, esas estupideces son celebradas por centenares de ignorantes que no saben cuál es la diferencia entre la a, la o y la x, entre semántica y pragmática, sintagma y paradigma, diacronía y sincronía, fonema y morfema…, es decir, personas que no saben de lo que habla Caputo porque él tampoco sabe de lo que habla porque si lo supiera sentiría un poco de vergüenza y no se expondría de manera tan evidente al ridículo. Tampoco se felicitaría a sí mismo por ser tan inteligente porque ya nos dejó bien claro que no lo es.

El profesor de escritura creativa nos ha demostrado con más de diez ejemplos que nunca recibió en su vida una clase de lingüística básica ni de filología y sin embargo se toma por escritor y por maestro de escritura.

Alguien que no ha estudiado su lengua, que no conoce las reglas gramaticales, que ignora la Ciencia del siglo XX y seguramente no sabe que el lenguaje no es lo mismo que la lengua y que hay algo llamado signo lingüístico, esa persona, ese ser, no debería atreverse a pontificar sobre eso que no sabe y debería saber si pretende ser escritor y jugar con las palabras. Debería saber que para romper el código lo mínimo que podríamos esperar de él es que conozca ese código. Juan Ramón Jiménez no escribía con jota las palabras que se escriben con g porque formaba parte de alguna comunidad humana que se sentía excluida o estigmatizada, lo hacía porque sabía escribir y porque sabía jugar con las palabras, conocía como nadie la lengua española y por eso, por su coherencia, entendemos su juego y nos maravillamos con él.

Giuseppe Caputo es un hombre adulto con mente prepuberal y olvidó responder con otra carta igual de extensa la segunda Esquirla del viejo mañoso. Dice Daniel Samper Pizano al final en su última columna en Los Danieles «La carta que hoy publicamos (la de Caputo -el paréntesis es mío-), motivada en una reciente Esquirla, prueba que brevedad y claridad no son virtudes del lenguaje inclusivo».

¿Todavía estará pensando nuestro amado Caputo cómo responder o todavía no ha caído en cuenta de que el viejo godo heteronormativo y seguramente machista y misógino se ha estado burlando todo el tiempo de él? ¿Qué piensan sus admiradores del silencio de su ídolo ante la segunda Esquirla? ¿Se va a dejar vencer con dos líneas o ya sabe que seguir respondiéndole al viejo es exponerse a un ridículo todavía mayor?

El amante de las vocales, las equis y las arrobas ha recibido centenares de felicitaciones por su Respuesta y no se sabe cuál de todas es más cursi, cuál celebra de manera más empalagosa la sensiblería y la complicidad.

Dice Caputo en Twitter (ahora X) en un hilo:

«Mil gracias a quienes compartieron amorosamente el texto «Abrir la lengua / Abrir la vida», que si bien dirige la x incluyente en respuesta a la esquirla original, también está escrito con el femenino plural, con la e y con la o que ya no es dominante. Con la o de ojalá se entienda que no hay nada más serio que el juego -nos lo enseña la teoria psicoanalitica- y que la aproximación lúdica a la gramática es de lo más serio que hay en la vida. Con la o de ojo: otra vez quedó transparentada la relación explícita entre el largo e incisivo ataque a las personas que se escapan del binario de género y el violento ataque al uso de letras que, desde hace muchos años ya, corporizan en la lengua escrita a esas mismas personas. Con la o de ojalá por fin se entienda la relación perpetuamente cercana entre las violencias simbólicas y las violencias letales.

Ahora mi análisis:

«Abrir la lengua / Abrir la vida». ¿Qué pensarían Ferdinand de Saussure, Roman Jakobson, Emile Benveniste, Oswald Ducrot y hasta el mismo Michel Foucault sobre esta frase y sobre los ejercicios de Caputo con la X? ¿Nuestro maestro escribe sus novelas sensibleras con lenguaje inclusivo o sólo usa la equis cuando quiere quedar bien en contextos determinados? ¿Es consciente de lo complejo que es para un ser humano como yo que conoce el teclado de memoria, nunca lo mira para escribir y digita con una velocidad que a mí misma me asusta, escribir por ejemplo: Lxs chiques y sus hijes quieren ser profesorxs porque elles adoran jugar con las palabras y sueñan con ser sujeta? ¿Es consciente de lo confuso que debe resultar para el cerebro de una persona que de verdad ama la escritura y el estilo detenerse a mirar el teclado y a pensar cómo escribir palabras de uso común cada vez que quiere salvar a todas las mujeres de la opresión porque dice todes en vez de todos si hay quince mujeres y cinco hombres?

«También está escrito con el femenino plural, con la e y con la o que ya no es dominante». Esto no hay por dónde agarrarlo de lo absurdo que es.

«Con la o de ojalá se entienda que no hay nada más serio que el juego -nos lo enseña la teoria psicoanalitica- y que la aproximación lúdica a la gramática es de lo más serio que hay en la vida». La primera parte parece un eslogan de campaña del Partido Verde: con la erre de no robarás. No hay nada más serio que el juego, lugar común horroroso que Caputo repite sin entender a Freud y la aproximación lúdica a la gramática es lo más serio si sabes de qué estás hablando, si primero aprendes a leer y a escribir y luego decides si juegas o no con la gramática.

Hasta aquí llega mi análisis porque alguien que haya entendido lo que quise decir puedo volver a leer el párrafo de Caputo y entender las demás sandeces, intentar hacer su propio análisis.

Autor: Elsy Rosas Crespo

Es más fácil si buscas mi nombre en Google.

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