¿Qué es el amor?

A Nicolás le gusta el comienzo del amor y lo sume en la tristeza saber que el entusiasmo no dura, la llama de la pasión se apaga, la sensación de que este amor, el verdadero, el único y perfecto, hecho para durar, para siempre, para mantener la misma intensidad, es una ilusión. Le gustaría volver a sentir el encantamiento de las primeras veces, de los amores que no se concretaron, los de antes de tener cédula y sentirse adulto. Tal vez lo que le gusta es el amor cortés, la idea de estar enamorado, el amor como ideal, sueño y deseo, no como hastío, rutina y desesperación.

Yo creo que el verdadero amor es el amor al arte y las ideas, que hablar de amor y ver películas de amor es precisamente la mejor parte del amor. Hablar de amor y ver películas de amor con el ser amado es una de las partes más emotivas del amor. Todavía recuerdo cuando vimos Reconstrucción. La idea que tenemos del amor y la forma en que vivimos el amor es construida por el arte y eso no es sólo revelador sino estimulante.

¡Pobrecita la gente que muere sin saber que el amor es una construcción social y una forma estética de vivir la vida! Amar a una persona no es muy diferente a nivel cerebral a amar la fama o el poder pero la fama y el poder no tienen nada que ver con los sentimientos, el arte ni las pasiones del alma. El alma puede ser tan falsa como el amor, pero vale la pena vivir de esas ilusiones y la experiencia de lo intangible porque lo que no se puede contar, pesar ni medir está en el centro de la gran experiencia humana. Lo más subjetivo es lo más intenso siempre y quién no quiere vivir la intensidad.

Escribir sobre el amor es casi más intenso que vivir una experiencia amorosa para luego narrarla y en muchas ocasiones la narración la hace lucir todavía más intensa porque el amor es el sentimiento más estético que existe, está hecho de palabras y luego se narra.

A mí también me gusta el comienzo del amor pero disfruto más lo que pasa entre el comienzo el final, lo que pasa entre el encantamiento y el hastío o la desilusión. Me gusta porque es la fase más consciente si asumimos que el amor es una experiencia que se vive por fases y todo lo que empieza se acaba, si vivimos el amor con la idea de final, sin fines comerciales ni por mandato social, si no es para aliviar la soledad, para encontrar a alguien que nos pague las deudas o nos cuide en la vejez.

Los dos vimos No amarás, de Kieślowski y nos gustó más que No matarás. A los dos nos gustan las películas de amor y yo le digo que esas historias perfectas sólo suceden en el arte, que el cine muestra ideales, la literatura exagera las pasiones y la música está hecha para vender, para ilusionarnos con esos amores perfectos y esas pasiones intactas y por lo mismo en el cine me gustan más las historias de amor con final infeliz.

Crimen Ferpecto, Luna de hiel y Lolita so mis historias de amor favoritas porque en asuntos relacionados con la pasión es saludable vivir las experiencias, cada momento, con la idea de que el amor no es una sociedad económica ni el pretexto para matar el tiempo con hijos, cuñados y suegras sino que es una montaña rusa, un parque de diversiones, una experiencia mucho más intensa que viajar, comprar ropa, transportarse en carro, ascender en la empresa, cambiar de casa o leer los clásicos y que los amores largos son más valiosos que los amores pasajeros, amores sin melosería ni falsas promesas sino confianza total, entrega incondicional y la seguridad de que la persona a la que amamos es digna de nosotros porque no somos seres elementales ni malvados y porque las afinidades esenciales nos unen, nos ponen de acuerdo y gracias a esas afinidades podemos saborear lo más parecido a la felicidad que no es más que la suma de muchos momentos compartidos con la seguridad de que somos honestos y no tenemos planes macabros para realizar con esa persona a la que decidimos darle nuestro amor.

Autor: Elsy Rosas Crespo

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